Iglesia de La Anunciada, en Urueña, Valladolid.

Iglesia de La Anunciada, en Urueña, Valladolid. Ángel M. Felicísimo Wikipedia

Historia

La iglesia románica única que se oculta en un pueblo de Castilla y León: sus características singulares

Se encuentra fuera del recinto amurallado de la población y fue construida en el siglo XI según el estilo románico lombardo.

10 mayo, 2024 09:06

Si por algo destaca España arquitectónicamente es por la cantidad de iglesias de carácter histórico que se conservan. Sevilla es el lugar que más templos cristianos posee. Se trata de casi 125 templos, iglesias o parroquias católicas.

Sin embargo, en otras zonas de España también encontramos templos cristianos de gran importancia, como es el caso de una iglesia románica considerada como una de las más bonitas, que fue construida en el siglo XI. Se trata de la iglesia de Nuestra Señora de la Anunciada de Urueña, en la provincia de Valladolid.

Esta iglesia anteriormente mencionada se encuentra fuera del recinto amurallado de la población, en el valle, y fue construida en el siglo XI, según el estilo románico lombardo (considerado el primer románico).

Iglesia de la Anunciada

Iglesia de la Anunciada Ayuntamiento de Urueña

Son muchas las iglesias románicas que se encuentran repartidas por el territorio español. Muchas de ellas son edificaciones que datan de los siglos XI y XII. Sin embargo, de entre ellas llama la atención la iglesia de Nuestra Señora de la Anunciada, sobre todo por sus características arquitectónicas como la superposición de las capillas absidales y los arcos ciegos.

Anteriormente a esta iglesia románica hubo en el lugar un pequeño monasterio mozárabe, llamado de San Pedro de Cubillas. Posiblemente habría sido la infanta doña Sancha quien lo trasformó posteriormente en templo cristiano, si bien es cierto que no se conoce la fecha con exactitud. 

[Este es el pueblo de España que tiene la iglesia más antigua: se fundó en el año 661 y se conserva intacta]

La importancia de esta iglesia reside en su carácter único, en tanto que es una de las pocas construcciones conservadas íntegras del primer románico, también llamado "románico lombardo", en Castilla y León. Su presencia en este territorio es extraña ya que este estilo arquitectónico es más propio de Cataluña y Aragón, lugares en los que se suelen encontrar este tipo de estructuras. 

Se cree que el motivo de la existencia de esta iglesia en Castilla y León fue la boda entre los descendientes del repoblador de Valladolid, el conde Pedro Ansúrez, más concretamente su hija María Pérez Ansúrez, con Armengol V, del condado de Urgel. Esta unión matrimonional habría provocado un intercambio de población procedente de los condados catalanes y con ello sus influencias arquitectónicas. 

En el estudio El románico en Castilla: la Iglesia de Nuestra Señora de La Anunciada, en Urueña, esta iglesia fue dedicada al culto de La Anunciada, a mediados del siglo XVI, según consta en una inscripción conservada en el templo, de tal forma que se ignora a qué devoción habría estado dedicada anteriormente. 

En este texto también se indica que a partir del siglo XVI se conocen con mayor detalle las modificaciones y reconstrucciones que sufrió esta iglesia, debidas en su mayor parte a la munificencia de la familia de los Minoyo, naturales de Urueña, que en diversos momentos ocuparon diversos puestos de altura.

En cuanto a sus características, cabe destacar que la ermita de la Anunciada tiene planta basilical de tres naves, una central de mayor altura y anchura, y dos laterales, cubiertas por bóvedas de cañón y reforzadas con arcos fajones y separadas por pilares cruciformes. Además, está construida en sillarejo de piedra caliza del páramo, una piedra que es muy porosa y de color claro, lo que contribuye a su luminosidad.

En lo que respecta al interior, cabe destacar que posee un retablo del siglo XVI que representa a San Jerónimo penitente. No sólo eso, sino que en el presbiterio cuenta con un retablo barroco del siglo XVII, que contiene una imagen gótica de la Virgen de la Anunciada (siglo XIII).